Ayer soñé que estabas a mi lado...
Soñé que hacíamos ejercicios matemáticos de Pamer. En realidad fué un sueño recontra quemado, pastrulo, inocente, ingenuo y cándido.
Anoche soñé que era feliz a tu lado, que juntos éramos indestructibles y que nada nos podía separar. Dentro de mis sueños, no tenía ganas de verte, pero dije "bueno soñar no cuesta nada; vamos a ver a donde llegamos con esto", y te ayudaba con tus ejercicios matemáticos.
Te veías bien, Te veías bien.
Pasaba el tiempo, y me golpeabas porque te hablaba mal de ti, como si no supiera que eras tú a la que me estaba refiriendo con mis malos y muy floridos comentarios despechados, me golpeabas pero al mismo tiempo, me querías.
Me querías.
El Dragón me vuelve a acechar en mis sueños, el Dragón cree ser mas inteligente que yo, pero, en un pequeño rincón de mi subconsciente, puedo darme cuenta de un par de cosas: de que los ejercicios matemáticos son meros ejemplos de la cotidianidad que me envuelven; que los ojos rojos por las amanecidas son señal de que es hora de dormir, de que las incoherencias escritas, una detrás de otra, son la más grande prueba de que ya me hace falta dormir bien.
Mientras transcurría el sueño, me di cuenta de que estaba lo suficientemente consciente para darme cuenta de que los Dragones no existen y que tú tampoco.
Los Dragones son productos de mi fantasía y de mis sueños, y tú eres el pensamiento que obtengo al reciclar todo lo demás.
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